Wednesday, October 14, 2009

El imperio de las mujeres. Cuentos en lugar de hacer el amor

Dice Octavio Paz en La llama doble que la relación entre erotismo y poesía es tal que puede decirse que el primero es una poética corporal y la segunda es una erótica verbal. “Ambos están constituidos por una oposición complementaria”. Y agrega: “lo que nos han dicho los poetas, los dramaturgos, los novelistas, sobre el amor no es menos precioso y profundo que las meditaciones de los filósofos.”

Un aserto que bien puede aplicarse a esta narrativa erótica: exploración profunda en los veneros de nuestras pulsiones más básicas y ocultas. Porque hablar de la literatura de Aguilera Garramuño es evocar su prosa precisa y cadenciosa puesta al servicio del diablo de la pasión. Infatigables, su mirada y su pluma recorren los parajes y las costas del erotismo más desenfrenado y jocoso de estos solemnes lares latinoamericanos. Sin preocuparse por los lineamientos y las políticas de género (sobre todo por su dichosa perspectiva), Marco Tulio plantea una incógnita permanente en su visión de narrador: la mujer en todas sus edades, en todos sus colores y medidas. Una vez enfrentado al problema, invariablemente llegará el segundo: cómo llevar a esa mujer a la cama (o al elevador, al suelo de la selva o al baño más a mano). Los cuentos y novelas de Marco Tulio son un alarde de excelencia: prosa cargada de un humor ácido e irreverente. Y ésta es quizá la característica más deleitable de las campañas cortesanas de sus personajes despistados pero empeñosos: no dejar títere con cabeza, pues todo hombre debe dejarse caer en la tentación, así sea un científico del sexo, un maestro universitario o un honorable y aburrido burócrata. Como se asienta en el cuento que da nombre al libro: “Todo hombre guarda bajo la piel a dos entidades: una timorata, temblorosa, que ve en cada mujer a una leona; y otra entidad osada, irresponsable, prepotente, que exige que todas las mujeres se le entreguen de manera inmediata.” Todos, así, comparten el pequeño vicio del sexo y sus aláteres como tema de vida, punto de llegada, razón de ser, de pensar, de actuar. Para sus personajes, más allá del sexo no hay más que nuevas conquistas. Cada horizonte –desde una calle citadina hasta la agobiante selva amazónica–, ofrece al oficiante de los misterios de Venus inéditas y excitantes posibilidades de encuentros eróticos de los cuales puede salir el lector regocijado, ofendido o hasta cómplice de pedófilos, casanovas de parque, buscadores de insectos, bibliotecarios que persiguen sirvientas o tímidos acosadores de oficina.

En la mayor parte de estos cuentos, sin embargo, el erotismo es sobre todo una tensión que recorre las experiencias de personajes que no siempre concretan las tentativas que les dictan sus pulsiones; protagonistas que, en lugar de hacer el amor, enfrentan circunstancias que los disuaden de consumar la cópula anhelada. Dispositivos de la aciaga realidad que retardan o impiden la entrega inmediata de la hembra. Así sucede en el primer cuento de esta colección, “La sonrisa en la espesura”, cuando el protagonista, en lo profundo de la selva, decide dejar de resistirse a las provocaciones de una apetecible indígena huitota:

Me arrimé y le quite los calzoncitos. Sentí que muy cerca de nosotros había algo anormal, una presencia maligna, tal vez una pantera… Tembloroso alumbré su sexo y vi que de él escurría una materia amarillenta, densa, que parecía viva. Quise imaginar que era el líquido del amor e intenté verificarlo. Palpé su textura mucilaginosa, su pálpito, y en cuanto me llevé los dedos a la nariz, fui embestido por un hedor espantoso, como jamás he olido ni creo oleré. Eché a correr y llegué azotado por convulsiones al campamento. Duré hasta el amanecer tembloroso.

O en el relato que cierra la colección de relatos, “La pequeña historia de Lina María”, donde una niña silvestre que camina descalza por los verdes alrededores plagados de pájaros, gualandayes, platanares, lleva al encandilado escritor a la espesura para que le cuente una historia de amor: “A la luz de la luna entre las frondas vi el brillo de sus ojos y supe que en aquel instante de mi vida debía cumplir una misión sagrada: contar para Lina María la más bella historia de amor, luego darle un beso y despedirme para siempre. Eso fue lo que hice.” Quizá la ingenua coquetería de la muchacha, su indefensión frente a la magia erótica de un artero contador de historias, son elementos que apelan a la conciencia del escritor, quien se aleja sin consumar el acto. Aguilera Garramuño deja al lector en estado de gracia, maravillado frente a esa otra forma de lo erótico: la pérdida del sujeto anhelado y su hegemonía sobre la memoria.

Otros relatos como “La farsa y la gloria” y “El perro de la Sinfónica” se alejan en apariencia de la veta erótica, la sustituyen, se ponen en su lugar. Y, sin embargo, despliegan una tensión de vísperas y ensueños reconcentrados que no puede sino venir de la parte más anhelante de nuestra sensibilidad. Así que, aún apartándose de la descripción del cortejo y su impredecibles logros, estos textos confirman otro aserto de Paz: “El erotismo no es mera sexualidad animal: es ceremonia, representación. El erotismo es sexualidad trasfigurada: metáfora.”

El imperio de las mujeres. Cuentos en lugar de hacer el amor, es el volumen con el que Aguilera Garamuño cierra una trilogía que abrió con Cuentos para después de hacer el amor (Punto de Lectura, México y España; Plaza y Janés, Colombia) y continuó con Cuentos para antes de hacer el amor (Educación y Cultura, México, 2007). Un plan que ya nos había anticipado Aguilera Garramuño y que, sin duda, obedece a la visión aglutinante de este autor que, al aparecer La noches de Ventura, anunció la escritura de una serie de novelas bajo el título general de El libro de la vida, de las dimensiones y calidad de La crucifixión rosada o En busca del tiempo perdido. Una literatura que pretende narrar, y lo ha hecho en sus cuentos y novelas, la historia de una sensibilidad exaltada.

Tuesday, October 13, 2009

Jugoso premio para tricolores


Cuauhtémoc
Cada jugador dispondrá diariamente de aproximadamente 5 mil 300 pesos para gasts


Más de 11 millones de dólares por parte de la FIFA serán los que se asegure la FMF a través de la Selección Nacional con la clasificación al Mundial Sudáfrica 2010.

Con la sola obtención del boleto a la justa mundialista en suelo africano, el Tricolor recibirá un premio aproximado de 10. 3 millones de dólares.

Además, la FIFA entrega una cantidad a cada Federación para gastos de hospedaje y traslado de toda la delegación a la sede mundialista. Para el Mundial en Sudáfrica tiene considerada una cifra aproximada de 850 mil dólares, lo que elevará el ingreso del Tricolor, vía FIFA, a 11.1 millones de dólares.

Las cifras oficiales las dará a conocer la FIFA en la primera semana de diciembre, en el marco del sorteo de grupos para la Fase Final de la Copa del Mundo, aunque previamente anunció un incremento del 80 por ciento con relación a los premios del Mundial pasado, Alemania 2006.

Los equipos que acudieron a Alemania ganaron de entrada 5.7 millones de dólares, cantidad que incrementaron los que avanzaron en las distintas fases del torneo. El aumento del 80 por ciento significaría el premio a 10.3 millones de billetes verdes.

Y hay más. El organismo rector del futbol mundial también otorga dinero para viáticos diarios, con una cantidad de alrededor de 400 dólares para cada integrante de un representativo nacional, en donde se incluye a cuerpo técnico y distintos miembros de la delegación, hasta llegar a un máximo de 45 personas, lo que deriva en 18 mil dólares al día.

Si avanza en las distintas fases el premio base se incrementa. Italia, campeón del mundo en el 2006, ganó cerca de 19 millones de billetes verdes, por lo que el ganador en Sudáfrica 2010 podría agenciarse casi 34 millones de dólares.

La FIFA también da premios por jugador, pero sólo en caso de llegar a la instancia de Cuartos de Final, el famoso "quinto partido" que se le ha negado al Tri. En Alemania concedió 43 mil dólares a cada futbolista de un equipo ubicado entre el quinto y el octavo lugar. Para Sudáfrica esta cifra podría alcanzar los 77 mil billetes verdes.

A todas estas cantidades habrá que aumentar el dinero que la FMF disponga para premios de los ingresos por patrocinios, además del dinero por los derechos televisivos que explota Televisa y TV Azteca.

No hay bonos extraordinarios

Los ingresos para el Tricolor al clasificar al Mundial no sólo vendrán de FIFA, también de los patrocinadores.

La FMF firmó en el 2006 a cuatro patrocinadores máster: Adidas (88 millones de dólares hasta 2014), Movistar (15 mdd hasta 2010), Banamex (16 mdd hasta 2010) y Coca Cola (18 mdd hasta 2010).

Además, la Federación realizó convenios con otros sponsors "secundarios" como Grupo Modelo, Aeroméxico, Rexona, Toyota, Lala, Warner Bros., Motorola y Sony Ericsson.

De acuerdo a una fuente perteneciente al área de mercadotecnia de uno de los patrocinadores máster, al menos su firma no dará un bono extra a la FMF por la clasificación al Mundial en el entendido de que son pagos genéricos y ya el organismo futbolero se encarga de distribuirlo como crea correspondiente. Una de esa posibilidades es el cubrir los premios para los jugadores.

Agregó la fuente que muy probablemente el resto de los patrocinadores máster están en la misma situación, ya que los acuerdos fueron en esencia muy similares con la FMF.

Contratos millonarios

Estos son los montos monetarios y el tiempo por el que firmaron en 2006 los 4 patrocinadores llamados "master" con la FMF para estar al lado de la Selección Nacional.

Adidas (Alemania)
Ropa deportiva
88 millones de dólares
hasta el Mundial 2014

Movistar (España)
Telecomunicaciones
15 millones de dólares
hasta el Mundial 2010

Banamex (México)
Institución de crédito
16 millones de dólares
hasta el Mundial 2010

Coca Cola (Estados Unidos)
Refrescos
18 millones de dólares
hasta el Mundial 2010

Patrocinadores 'secundarios':
Grupo Modelo
Aeroméxico
Rexona
Toyota
Lala
Warner Bros
Motorola
Sony Ericsson

Friday, October 9, 2009

Obama, the Nobel Prize and What It All Means


The stunning choice of President Obama as the winner of the 2009 Nobel Peace Prize -- announced early this morning in Oslo -- comes at a critical juncture both domestically and internationally for his administration and has the potential to give him a political boost in each arena moving forward.

Just one week ago, Obama's image took a blow -- how big or small depends largely on where you stand on the partisan spectrum -- when, just hours after he traveled to Copenhagen to personally make the case for Chicago to host the 2016 Olympics, his hometown was the first city eliminated in the International Olympic Committee's vote.

The peace prize should quickly erase the memory of that embarrassment for Obama and restore his image as a respected player on the world stage in the eyes of the international community.

(In truth, Obama's numbers have never seriously lagged in foreign countries; a September "Transatlantic Trends" poll sponsored by the German Marshall fund found that 77 percent of the members of the European Union and Turkey supported the president's handling of international affairs.)

On the domestic front, Obama's new image as a Nobel Peace Prize winner will most directly affect the ongoing debate over troop levels in Afghanistan.

The issue has, to date, badly divided Obama's own party as well as the American public. In a Pew poll conducted late last month, 50 percent favored keeping U.S. troops in the country while 43 percent voiced support for removing all troops. Obama has not made any formal decision on next steps in the country but reports suggest that he will not reduce the number of U.S. troops, a decision that will not please many in the liberal wing of his party.

Winning the Nobel Prize will allow Obama to go to his divided Democratic caucus and make the case far more forcefully that the time is now to stay united behind him on Afghanistan. It isn't a silver bullet solution as many liberal members have strongly held beliefs on the issue that aren't likely to change simply because Obama is a Nobel Prize winner, but for many who are on the fence, the prize may be just the thing that pushes them onto Obama's side.

In terms of health care, the other major legislative fight roiling Congress at the moment, the impact (if any) is far less clear. While winning such a prestigious prize will surely create a bit of momentum for Obama within the halls of Congress, it's hard to see this as a game-changer in a legislative fight that has been going on for so many months and where the battle lines are so clearly drawn.

The political downside of winning the prize? Expect some Republicans -- and, particularly, conservative talk show hosts on television and radio -- to focus on the idea that Obama is such a beloved figure on the world stage because he has essentially capitulated to the demands of the international community.

Remember that when President Obama was greeted with huge crowds and limitless adoration as he traveled through Europe as a candidate, Sen. John McCain (R-Ariz.) was able to turn his international popularity against him, raising questions about whether Obama was ready to stand up for America's interests. Although this event lacks the same campaign context, the same arguments will likely be made by some within the GOP.

In politics, it is often the unexpected event that packs the most punch. And, the president winning the Nobel Peace Prize after just nine months in office qualifies as among the more unexpected turns of events in recent political history. It's clear that the honor should strengthen Obama's hand within his own party in the short-term but how long that newfound political capital lasts -- and whether it has any impact on his outreach to Republicans -- remains to be seen.